sábado, 4 de diciembre de 2010

"There's definitely, definitely, definitely no logic to human behaviour"

De a ratos, iba y venia, me entretuve, Leyendo “el buitre” ,“Kafka” para empezar a pensar en la humanidad, en lo desagradable de una cucaracha gigante en una cama.

Sin un palabra, sin una sombra de alguna idea por allá perdida.

Hacia rato que no pensaba en la humanidad, me marea, me causa una sensación de desesperación, el solo hecho de saber que soy parte de esto. No quiero desaparecer, solo siento que no pertenezco, me es ajena la humanidad, cuesta mucho comprenderla y sentirla.

Estaba en mi casa, en lo que iba a ser mi habitación. Abrazo a mi vieja por que siente mucho miedo, yo lo puedo sentir también, ahí me di cuenta de la pesadilla.

de repente empiezan a caer piedras, blancas y heladas sobre los árboles, agujereando la tierra y destrozando el auto de papa. Una roca de esas, parte un vidrio aturdiéndome y veo caer sus pedazos desde el techo casi, se desgarraban lentamente soltando el marco que las sostenía. No pude despertar.

Mi vieja, minutos después como si no hubiese pasado nada y medio autómata tendía la cama, a salvo. Hubiese sido la mejor cama que tendría en mi vida, salté de la alegría y caí en ese mar de sabanas rodeado por una densa niebla blanca que eran las cortinas. Sin embargo descubrí un defecto, sus patas estaban flojas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Una forma de prender un pitillo.

Un cachetazo seco y cortito en la palma de la mano, a veces dos, asoma amarilla la punta del cilindro, en ocasiones cuando son muchos y están muy apretados hay que hacer alguna pequeña fuerza para que salgan, se despeguen unos de otros, tanto tiempo ahí juntos encerrados en la oscuridad y el hermetismo de la marca, hace que no quieran separarse unos de otros.

Con mucha suavidad se colocan entre los labios y con las manos ya vacías, después de haber tirado el paquete sobre la mesa, empieza el arduo trabajo de buscar la llama, el calor que los hace funcionar.

Con las dos palmas libres simultáneamente se golpean en todos los bolsillos de la prenda que llevamos, luego se introduce una, dos y hasta tres veces en uno diferente hasta encontrarlo alegremente el primer bolsillo que habíamos buscado.

En el caso de fallar en la búsqueda del fuego, la persona interesada en disfrutar del vicio y ya con cierta ansiedad, comienza a mirar alrededor buscando alguien que comparta la misma pasión por dichos cilindros, alguno o alguna que este con los tubitos entre los dedos índice y anular de la mano, en la boca o bien alguien que tenga actitud de pitador. En ese caso se deja pasar a la amabilidad, se pide fuego y se agradece.

Teniendo ya los dos elementos esenciales, pero no únicos, para el correcto funcionamiento de la quema de tabaco se procede a coordinar el movimiento del dedo pulgar de la mano para lograr la chispa y la llama seguido de la acción de tapar con la otra mano algún viento o brisa, sin importar si no existe o haya forma de que exista alguna y aspirar desde la punta amarilla del cilindro mencionada al principio.

Habiendo realizado esta serie de procedimientos, se asegura siete u ocho minutos de calma, placer y un momento de introspección sublime. Cabe destacar que la experiencia y aprendizaje de dicho procedimiento es medianamente acelerado debido a su repetición diaria, de en algunos casos, 15 o 20 veces por día.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Retoño

Un árbol en la noche, un fondo de blancas luciérnagas titilantes, se pierden, se vuelven grises y empiezan a hundirse en la oscuridad. La luna detrás comienza a flotar y se deja ver a través de las ramas del sauce, que parece seco, sin savia en sus venas, muerto.

Su corteza plateada brilla por el baño que le da la única testigo de esa noche, de a poco se va mojando con ese azul blanquecino. Casi imperceptiblemente los brazos del árbol se empiezan a ensanchar, giran en un sentido y en otro. Sus delgadas ramas que todavía recuerdan cada una de sus hojas empiezan a acariciar el piso, flamean y bailan con el soplo de la noche, como un velo de seda luminoso.

En el silencio de la ausencia se puede escuchar como crujen sus troncos, como huesos entumecidos de tanto tiempo de quietud, un sutil sonido, un quejido, un primer susurro. El fondo es ahora un paño circular rojizo, ramas, troncos y hojas quedaron pinceladas con tinta escarlata, esa esfera sigue subiendo y se ve cada vez más grande, una presencia difícil de esquivar que aumenta e ilumina, aclara y hace nacer un brote, un gramo de verde ahogado en tanto rojo, un retoño.